El único camino hacia el amor

El único camino hacia el amor

Hablaba hace poco sobre feminismo con una amiga, ella me decía que no era feminista y yo no entendía como no podía serlo.

Me explicaba que ella no creía que la mujer fuese superior al hombre, creyendo que ése era el fin que perseguía el feminismo.

Pero eso tiene otro nombre: hembrismo.

El feminismo busca la igualdad (o, mejor dicho, la equidad), la visualización de la mujer como parte importante de la sociedad, porque lo es.

Vivimos en una sociedad en la que no somos catalogadas en la misma categoría que los hombres (seres humanos). Tanto es así que, han conseguido que incluso nosotras mismas seamos partícipes de este juego, criticando acciones, decisiones y gestos de otras compañeras. Transformamos nuestro propio sexo, de manera totalmente inconsciente y normalizada, ridiculizando lo femenino, siguiendo o complaciendo las burlas dirigidas a nosotras mismas y enalteciendo todo lo relacionado con la masculinidad sin ni siquiera darnos cuenta.

El machismo y el patriarcado están tan meticulosamente instaurados, que ni las víctimas de esto somos conscientes de su uso e impacto diario.

Y no, no es culpa nuestra.

Pero sí es nuestra responsabilidad movilizarnos para generar un cambio.

Porque ese odio que se genera hacia nuestro sexo nos aleja de la sororidad. Y sólo juntas somos más fuertes, más capaces, más libres.

Juntas somos el amor que tanto necesita esta sociedad.

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