Autocuidado, eso que me hace bien
Un término muy nombrado en entornos de maternidad y crianza, que alude a esos momentos que una adulta no se permite o no encuentra espacio para satisfacer.
Cuando nos adentramos de lleno en la experiencia de la maternidad, cuidamos. Y esos cuidados suelen predominar hacia afuera, olvidándonos, muchas, de nosotras mismas, incluso durante años.
Pienso que medirlo es complejo, pues es muy personal y que, por tanto, no hay reglas o pautas a seguir más que escucharse y percibir sensaciones que nos den las pistas más acertadas.
Hay tantas maternidades como madres vivenciando en sus circunstancias propias, portando mochilas y brújulas bien distintas.
Para mí, autocuidado es compartir en entornos seguros con gente de confianza, es bailar hasta que me duelan las piernas, es cantar muy alto, es ir a terapia, son las comidas en el txoko, es jugar a juegos de mesa, es hacer rutas por el monte, es hacer escapadas en familia, es ir al teatro, es ver una peli o serie tapadita con la manta en el sofá, es observar y jugar en la naturaleza, es escribir, es leer, es formarme, es hacer manualidades, es crear…
A veces sola, y otras veces acompañada. Con mi pareja, con mi hermana, con amigas… y también con mi hijo.
Porque el autocuidado, para mí, no implica hacer obligatoriamente ese desglose. Claro que disfruto de diferentes actividades sola o con personas adultas, pero eso no indica que no disfrute también de otras tantas con M.
Veo cuidarme como la dedicación de un tiempo valioso que me aporta luz y nutre mi vida, cada momento con un tipo de compañía.
Y para ti, ¿qué es autocuidado?