Para much@s peques la Navidad es una época de ilusión, donde el tiempo con la familia, los ansiados regalos y la desconexión de la rutina diaria cogen mucha fuerza.

Sin embargo, para algunas personas adultas sirve como moneda de cambio en lo referente al comportamiento de peques. «Si no te portas bien, no vas a tener regalos», «tienes que estar formal, el Olentzero (Papá Noel / Los Reyes, Tió…) lo ven todo»…

¿Te lo imaginas?

¡Qué presión! ¡Qué angustia! ¡Qué miedo!

¿Quién puede disfrutar cargando con mensajes de este tipo durante esas semanas previas?

Esto, por muy habitual que sea y muy normalizado que esté, es abuso. Los chantajes, la manipulación, los castigos… son violencia.

Manipular o coaccionar a l@s niñ@s para conseguir que hagan lo que l@s adult@s queremos, aunque sea de manera inconsciente, es perverso y dañino. Y un ejemplo más de incoherencia. Pues no podemos pretender que nuestr@s hij@s desarrollen un pensamiento crítico, se sientan libres para decidir y tengan un buen concepto de sí mism@s si, de base, no hay respeto, escucha y aceptación hacia ell@s.

Me quiero cuando me quieren incondicionalmente.

Me siento libre cuando vivo en libertad.

Me siento segur@ cuando han confiado en mí primero.

En estas navidades, probemos a escuchar de verdad.

A nosotr@s mismx@s, para comprender qué nos remueve y, así, poder trabajarlo.

A nuestr@s peques, para comprender su malestar y poder acompañarlo.

Escuchemos para comprender y estemos presentes. Ése es el mejor regalo.