Luces y sombras

Luces y sombras

Hace unos días disfruté de un ratito muy agradable con una buena amiga. Está embarazada y, como imaginaréis, dedicamos el tiempo a hablar sobre embarazo, maternidad y crianza. Algo que nos apasiona a ambas.

En un momento, me preguntó si la maternidad me parecía tan dura como se ve y se comenta, si me arrepentía sabiendo lo que sé ahora, habiendo vivido ya la experiencia como madre primeriza. Y, le contesté desde mi vivencia.

No cabe duda de que, en mi caso, la maternidad me ha mostrado etapas duras.

Las dolorosas huellas del (pos)parto

La incomprensión del entorno

Los numerosos despertares de madrugada y el continuo agotamiento el resto del día

Una difícil y dolorosa lucha por la lactancia deseada

El sufrimiento por el malestar de la criatura

Críticas, consejos y miradas de desacuerdo

La imposibilidad de realizar acciones básicas, como ir al baño, sola

La confusión y sensación de estar perdida en cada nueva fase

El descuido de una misma

Igualmente, no dudaría ni un sólo segundo en volver a escoger esta maravillosa experiencia. Porque la maternidad me ha dado mucho, muchísimo más que sueño, lágrimas y algunos dolores de cabeza.

La maternidad me ha hecho sentirme poderosa, al verme gestar vida en mi vientre y traerla al mundo entre gritos y sudor dulce.

La maternidad me ha regalado fuerza, para poder enfrentarme como nunca antes a las adversidades del camino.

La maternidad me ha dotado de conocimientos que me han permitido acompañarme y ayudar a otras mujeres en este fascinante proceso.

La maternidad me ha traído luz, un brillo especial que sigue presente incluso en la más absoluta oscuridad.

La maternidad me ha enseñado sobre el verdadero amor, ese que acepta, respeta y no juzga.

La maternidad le ha dado sentido a mi vida, uniendo poco a poco las piezas de mi puzzle.

La maternidad me ha permitido conocer a M. La persona más importante de mi vida.

Ver la que, para mí, es la cara más bonita del mundo.

Sentir su piel junto a la mía.

Escuchar sus primeros balbuceos, palabras y frases.

Maravillarme con cada nuevo movimiento.

Tener conversaciones locas y profundas sobre nada o todo.

Observar su juego.

Bailar al ritmo de sus canciones inventadas.

Aprender sobre infinitas cosas a través de sus descubrimientos e intereses.

Presenciar sus alucinantes ocurrencias e ideas.

Viajar a través de las historias.

Compartir sueños.

Disfrutar de sus besos y abrazos.

Acariciar su pelo.

Apreciar lo sencillo.

Volver a ser niña.

La maternidad me ha hecho despertar y sentirme más viva que nunca.

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