Material: botellas sensoriales
Últimamente las botellas sensoriales están de moda. Puede que la razón tenga su origen en la sencillez a la hora de fabricarlas y el estupendo efecto que ofrecen a los/as niños/as que las manipulan.
Lo cierto es que es un material realmente fácil de preparar, no requiere prácticamente ningún gasto, ya que se pueden utilizar multitud de elementos que tengamos en casa, y el resultado suele ser sorprendente. Además, son aptas tanto para bebés con capacidad para manejarlas como para niños/as más mayorcitos/as.
Resultan muy útiles para trabajar la concentración de los/as pequeños/as, dejándose llevar por la inesperada y llamativa actividad que se da en su interior. La vista y el oído son, sin duda, los sentidos que más se benefician de este juego. Asimismo, este sencillo material puede producir una sensación de calma, favoreciendo la atención del bebé en los pequeños objetos que se mueven dentro.
Las opciones para realizar estas botellas son infinitas, tanto como los componentes a añadir en ellas. Principalmente, hay dos alternativas de base: pueden ser líquidas o secas.
En esta entrada presentaré varias ideas para comenzar a crear nuestros propios recipientes. Es importante subrayar que, siempre que no exista peligro, cualquier elemento que uno/a escoja podrá añadir un toque novedoso y diferente al acabado final.
Si nos decantamos por las botellas secas, se nos abre un abanico de posibilidades delante de nosotros/as. Lo más atractivo de esta opción es el sonido que emiten los objetos del interior y la comparación que se puede hacer de éstos entre las distintas botellas. Podemos utilizar tanto recipientes transparentes como opacos o, incluso, coloreados con cierta translucidez. Y, a su vez, podemos optar por plástico o cristal (dependiendo de la edad del/de la niño/a, sería apropiado que esta segunda opción se diese bajo supervisión de un adulto). Los elementos que podemos incluir pueden ser desde plumas, lana, algodón…, pasando por harina, arena, sal…, y llegando hasta el uso de legumbres, fideos, semillas, piedras, abalorios, canicas… Y todo lo que se nos ocurra.
En esta ocasión, el bebé o niño/a que juegue con el material, podrá apreciar cómo hay algunos componentes que pesan más que otros, comparar la velocidad en la que recorren la botella los diferentes objetos, discriminar entre sonidos más suaves y más fuertes, etc.
Por otro lado, tenemos las botellas líquidas. Éstas también ofrecen una gama de sonidos, aunque menos extensa que las anteriores. Sin embargo, pueden llegar a ser más atractivas a nivel visual.
Para darle ese efecto acuoso, podemos beneficiarnos de la variabilidad de sensaciones que ofrece el empleo de distintos productos además del agua. Como son: el jabón líquido, el aceite (de oliva, girasol, almendras…), el alcohol, la gomina, el colorante, las acuarelas, etc. e ir probando mezclas observando el resultado final.
Además de la parte líquida, también es interesante agregar objetos sólidos, con el fin de contemplar su comportamiento en relación con el líquido que los envuelve. Podemos utilizar los mencionados más arriba y/o, además, añadir otros, como la purpurina, las lentejuelas y los pompones de colores, que ofrecen acabados fascinantes.
Esta entrada no podía terminar sin animaros a probar a elaborar vuestras propias botellas sensoriales, únicas y llenas de imaginación y creatividad, con vuestro toque personal como guinda del pastel.