Terrores nocturnos

Terrores nocturnos

Hoy me he animado a escribir sobre un tema aparentemente «tabú» que viven muchas familias: los terrores nocturnos. Un fenómeno que parece poco común, pero que no lo es tanto, ya que alrededor de un 40% de niñxs lo padece.

Si os soy sincera, no ha sido hasta muy recientemente cuando he conocido con mayor profundidad este tema. ¿La razón? Nuestro hijo ha vivido varios episodios que nos han llevado a informarnos mejor.

He de decir que no soy una experta en el campo, sólo pretendo dar algo de visibilidad a un problema que viven diferentes familias, con el fin de poder tratarlo con naturalidad, porque hablarlo y normalizarlo es necesario.

Resulta que, después de que M (sobre 10 meses) llevaba un rato plácidamente dormido, vimos que se despertó sobresaltado, llorando, gritando… y nuestra primera impresión fue pensar que tenía algún dolor. Sabíamos que una pesadilla no podía ser, pues se dan más adelante. Además, cuando nos acercamos a él, parecía fuera de sí; nos rechazaba, se alejaba y nos sentimos totalmente perdidos, sin saber qué hacer.

El pecho es lo que siempre le consuela y no quería ni olerlo. Y ahí estaba, sentado en la cama, con los ojos abiertos y llorando desconsoladamente. «¿Qué le pasa?» No dejábamos de preguntarnos y, sobre todo, ¿qué podemos hacer para ayudarle a calmar ese aparente malestar?

Pues lo cierto es que poco se puede hacer. Los terrores nocturnos se caracterizan por esa expresión de miedo y rechazo desde una posición distante. El/la niñx está dormidx a pesar de tener los ojos abiertos (de hecho, lxs chicxs más mayores a lxs que se les pregunta por ello, no recuerdan nada a la mañana siguiente).

Puede ocurrir desde el comienzo hasta mitad de la noche y se da en el momento de sueño profundo. No se sabe concretar el origen con exactitud, pero las principales causas apuntan a:
-Fiebre
-Cansancio excesivo
-Interrupciones en el horario de dormir
-Estrés

Según lxs expertxs, no es recomendable despertar a quien se encuentra en ese estado. Se debe esperar a su lado, evitando que el/la niñx pueda hacerse daño. No está de más comentarle al/a la médico si sospechamos que nuestrx hijx experimenta terrores nocturnos, para que el/la profesional valore cómo actuar en tal caso, pues puede llegar a afectar en el día a día del/de la pequeñx (cansancio diurno, bajo rendimiento escolar, etc).

Y vosotrxs, ¿conocíais los terrores nocturnos? ¿Habéis tenido alguna experiencia similar?

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