Hablamos de BLW

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Desde hace algún tiempo ya, estás tres siglas están dando mucho de qué hablar. Pero ¿qué es el Baby-Led Weaning? La traducción literal viene a decir que «el bebé dirige el destete». Sin embargo, el término «destetar» puede tener un significado muy distinto en castellano, ya que esta palabra parece implicar el acto como algo definitivo, en vez de progresivo. Por tanto, para evitar confusiones, el acrónimo adoptado para esta lengua ha sido ACS (Aprende a Comer Solo).

Esta manera de adentrarse en el mundo de la alimentación complementaria no es una tendencia o moda moderna, como muchos/as nos quieren hacer creer. En realidad, si lo pensamos detenidamente, antiguamente no había manera de triturar la comida, como se viene haciendo desde hace algunos años, ya que la batidora no existía. Por lo tanto, ésta podría considerarse la manera natural que tiene el ser humano de alimentarse.

Seguir este método, a menudo se entiende como «comer los alimentos en trozos» únicamente. Sin embargo, va mucho más allá. Se trata de fomentar la autorregulación del bebé. El/la comensal decide qué, cuánto y cuándo comer. Cuando una familia se plantea hacer esta práctica, ha de informarse muy bien previamente. Es importante entender la finalidad y la manera de llevarla a cabo. No se puede hacer a la ligera, porque podríamos llevarnos un buen susto.

Lo primero a tener en cuenta es si el bebé está preparado para comenzar con la alimentación complementaria. El hecho de cumplir los 6 meses no hace que instantáneamente esté listo (aunque la mayoría sí lo está alrededor de esa fecha). Por eso, hay una serie de requisitos que hay que tener en cuenta:

– Que sea capaz de mantenerse sentado. Este punto es fundamental, puesto que el bebé tiene que permanecer lo suficientemente erguido como para poder echar su cuerpo hacia delante en caso de que necesite expulsar un trozo de comida. Aprovecho para añadir que esta postura se entiende como idónea y la más recomendada independientemente de la textura de la comida (sea líquida o sólida), por riesgo de atragantamiento.

– Que haya perdido el reflejo de extrusión. Éste es un mecanismo automático que expulsa hacia afuera de la boca del bebé cualquier alimento u objeto que entre en ella. Normalmente, para los 6 meses suele haber desaparecido.

– Que muestre interés por la comida. Esto también es importante. No podemos sentarle a la mesa y ofrecerle alimentos si va a pasar olímpicamente de ellos.

Cumplidas estas condiciones, nuestro bebé ya estaría preparado para comenzar a conocer el mundo de los alimentos. Pero, ¿cómo empezamos? Pues, primeramente, sentándolo a la mesa con los demás miembros de la familia a la hora de comer. Ésta es la forma ideal de disfrutar de una buena comida, en compañía y saboreando lo mismo que el resto come. Porque, seamos sensatos/as, no sería justo (ni adecuado) que los/as mayores comieran un rico cocido, por ejemplo, mientras se le ofrece un trozo de coliflor al/a la pequeño/a de la casa.

Los dos o tres primeros meses se considerarían más bien de aprendizaje. El bebé cogerá la comida, la mirará, la aplastará, la meterá en la boca, la escupirá, la tirará al suelo, la golpeará, etc. Aunque pueda parecernos un acto innecesario, no lo es para nada; ésa es su manera de conocer la temperatura, el color, la textura y el sabor de los alimentos. Así que, dejémoslo jugar y explorar. A medida que vayan pasando las semanas, iremos percibiendo los avances (la comida irá desapareciendo del plato, y no precisamente porque esté en el suelo).

En el momento en el que vayamos a empezar a comer, hay dos cosas que tenemos que tener en cuenta. La primera es que el bebé tiene que estar saciado de leche (sea materna o de fórmula), sin hambre. Como expliqué en la entrada Y a partir de los 6 meses ¿qué?, la leche es el alimento principal hasta el año de edad, no el postre. Luego, será el/la niño/a quien vaya disminuyendo las tomas paulatinamente. Y la segunda se refiere al cansancio. El bebé no tendrá que mostrar signos de somnolencia, pues podría ser peligroso si se quedase dormido con algún pedazo de comida en la boca.

En cuanto a la rutina diaria, sería apropiado establecer una serie de pasos a nivel preventivo (mirar siempre la boca del bebé para descartar que quede algún trozo de comida antes de levantarnos de la mesa) y como adquisición de buenos hábitos (lavarse las manos antes y después de comer). En lo que se refiere al ámbito práctico, lo ideal y más cómodo sería colocar un trozo de hule en el suelo (porque ése va a ser el inevitable destino de gran parte de la comida, al menos al principio) o, si tenéis perro, dejad que él se encargue de recoger esa zona.

Al principio, los alimentos se presentarán en forma de barrita que sobresalga unos 5cm de lo que ocupa el puño del bebé. De manera que pueda resultarle más fácil agarrarlo y comer ese sobrante. Para comprobar que la textura es la adecuada, lo haremos probando a aplastarlas con las yemas de los dedos. Más adelante, alrededor de los 9 meses, ya son capaces de gestionar trozos más pequeños.

Importante: se trata de autorregulación, es decir, el bebé escoge lo que come; nosotros/as no le damos nada a la boca. Con tiempo, un poco de paciencia y depositando nuestra confianza en ellos/as, nos demostrarán de todo lo que son capaces.

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